Él la miraba desde dentro del azulado oceano, como era posible que una chica, tan pequeña llevase tanta carga sobre sus hombros. Así era Annie, pensaba Finnick, una fantastica chica de la cual estaba enamorado. Cuando salió su nombre en la cosecha Finnick no paraba de pensar en ella, que debía ganar y volver a casa. Y pasó pero no era la misma, solo él podía entenderla.
Salió lentamente del agua y se sentó a su lado, Annie ni se movió.
-¿Sabes?-empezó a decir Finnick- a veces me gustaría que todo hubiese sido diferente, habría vuelto a los juegos para que no sufrieras lo que sufristes, y estuvieses aqui de nuevo tranquila.
Annie le sonrió levemente, pero no dijo nada, sabía que sobraban las palabras, con Finnick no necesitaba decir nada para que él la entendiese.

Al poco rato, empezo a iluminarse el cielo con llamativos colores, eran preciosos, Finnick la abrazó, mientras ella apoyaba su cabeza en el hombro de él. Finnick no aguanto más y la susurro
-Eres mia, y no dejare que nadie te vuelva a hacer daño. Te quiero-
Perfecto... Simplemente perfecto... *-*
ResponderEliminarOis muchas gracias^^
Eliminar